viernes, 13 de enero de 2017

Cómo se establece la enfermedad en el cuerpo.

    Hay muchas condiciones que hacen que gocemos de buena salud o que suframos enfermedades. Hay personas básicamente saludables y sin embargo hay otras que padecen por muchos años una enfermedad o siempre tienen algo.
   Entre estas condiciones está la predisposición con la que nacemos determinada por la herencia familiar, cómo fuimos concebidos, qué tal fue nuestra gestación y llegada al mundo, esto para empezar. La nutrición en la infancia tanto física como emocional y mental influirá mucho también. Hasta aquí lo que podemos clasificar como más determinante, la base, que nos condicionará y mucho para el resto de nuestra vida.   

    Esto es solo una parte, la que vemos más o menos. Hay que tener en cuenta lo que hemos venido a experimentar como almas en un cuerpo físico. Y eso determina en qué familia nacemos, nos criamos y algunas experiencias por las que pasaremos sí o sí. Aunque nos hayamos cuidado mucho, practicado ejercicio, comido regular y sensatamente...

  Luego está la enfermedad que podemos estar incubando sin darnos cuenta, es decir, inconscientemente, porque la enfermedad antes de verla y sentirla en nuestro cuerpo se fragua en los planos sutiles. Somos espíritu y por lo tanto somos energía. En el camino hacia la manifestación del alma en el plano físico hay un montón de estaciones en las que se toman decisiones de las que no somos conscientes la mayoría de las veces. 


    Hace falta atender a todos los aspectos implicados en la pérdida de la salud para poder restablecerla y hay que utilizar las herramientas que sean pertinentes para hacerlo. Asociadas a las enfermedades físicas están las condiciones mentales y emocionales y a estas las espirituales. Será inevitable que una persona con resentimiento crónico tenga problemas digestivos, que una persona que se siente emocionalmente desvalida tenga problemas de espalda, que una persona eternamente preocupada sufra temáticas de riñón.... Hay afecciones que con poco que  hagamos será suficiente y habrá otras en las que dejar aparte el aspecto mental o emocional o espiritual es tratar el asunto a medias dejando así un resquicio una puerta abierta a la recaída. El caso es que todavía para tantas personas esto es algo inadmisible y cada está más demostrado que nuestras emociones y pensamientos influyen en nuestra salud.

   La enfermedad cumple una función, es decir, tiene una utilidad, un propósito. Desde la descodificación biológica es la de aportar una solución biológica a un conflicto que no ha podido resolverse de forma consciente y es una tarea conjunta, la del consultante, médico y terapeuta,  juntos, descubrir dónde está el conflicto, ese  que está en desequilibrio, y cuando ya se manifiesta físicamente pues es para tener más en cuenta.

    Da igual el tratamiento que elijamos lo verdaderamente importante es la toma de conciencia. Es la toma de conciencia lo que inicia e incluso sana. En ocasiones una toma de conciencia ya engloba las respuestas, en otras a la toma de consciencia hay que añadir herramientas sostenedoras, transformadoras. A una toma de consciencia le ha de seguir una acción correcta, sin acción correcta nos quedamos igual, o peor.

   ¿Se puede sanar todo? Sí y no, ¡hay tantos factores! y muchos de ellos ni los vislumbramos... Pienso que la pregunta sería ¿puede sanar una persona?  Porque dicen que no hay enfermedades ¡hay enfermos! 
    Aunque yo prefiero la expresión ¡hay personas que manifiestan enfermedad! Lingüísticamente da más libertad, hay más posibilidad de cambio, ESTAR enfermo que SER enfermo para reencontrar el estado saludable, pues es un estado natural del ser. Y los estados son modificables.